22 abril, 2010

Una Perspectiva Bíblica sobre el Conflicto del Medio Oriente

En una entrevista con un noticiero Alemán, el Ministro de Relaciones Exteriores en Israel Aviador Leiberman estuvo explicando por qué no habrán negociaciones sobre Jerusalén, sus creencias sobre la paz en el Medio Oriente y el tema Iraní. Hizo un comentario que impulsa al cristiano convertido a ver este conflicto desde una perspectiva Bíblica. El dijo, “Hay un mal-entendido fundamental sobre la naturaleza de este conflicto. Comenzó como un conflicto nacional entre dos gentes por un terreno. Pero se desarrolló en un conflicto religioso. Es un choque de civilizaciones la cual no se puede resolver con un compromiso territorial.”

En el Salmo 83, el Salmista pide que Dios salve a Su pueblo Israel de sus enemigos. El dice, “Han dicho: Venid, y cortémoslos de ser pueblo, y no haya más memoria del nombre de Israel.”

En la conclusión de su súplica que Dios rescate a Israel de sus enemigos, el Salmista escribe, “Y conozcan que tu nombre es JEHOVÁ; Tú solo Altísimo sobre toda la tierra.”

Esto, mi amigo, es el resumen del siempre-presente conflicto en el Medio Oriente. El asunto a la mano es el gran nombre de Jehová Dios.Ur de los Caldeos fue una nación idolatra que sirvió a más de 400 dioses. Sin embarbo, fue el deseo de Dios de llamar a un pueblo escogido a magnificar Su gran nombre y servirle. Así que, Dios llamó a Abram de Ur de los Caldeos para ir a la tierra de Canaan. El Señor dijo a Abram que El haría de él una grande nación, la nación de Israel, y que por él todas las familias de la tierra serían bendecidas. Cuando Abram llegó a la Tierra Prometida, hizo allí un altar y clamó al nombre del Señor.

Desde el establecimiento de esta nación, los enemigos del Señor Dios de Abraham han tratado con todas sus fuerzas de destruir este pueblo escogido. ¿Porque? ¡Por que la simple existencia de la nación de Israel testifica de la grandeza y de la providencia del Dios Todopoderoso!

Cuando Dios llamó a Moisés a guiar a los Hijos de Israel fuera de la esclavitud en Egipto, la razón fue para que Le sirvieran en libertad. Nuevamente, el tema es el nombre del Señor.

Los egipcios fueron un pueblo idolatra. Dios escuchó el clamor de Su pueblo quienes eran esclavos en Egipto, y para salvar a Su pueblo, envió diez plagas. Dios declara el propósito de estas plagas: “Y haré juicios en todos los dioses de Egipto. Yo JEHOVÁ.” El Señor dijo a Moisés que al fin de cuentas, los egipcios sabrían que El es el Señor.

Cuando David aceptó el desafío de Goliat, preguntó, “¿No hay una causa?”
La causa fue nuevamente, el nombre del Señor. El dijo al gigante, “Yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, que tú has provocado.”

Y justo antes que el Señor diera a David la Victoria sobre el campeón Filisteo, las últimas palabras que el gigante escuchó fueron estas: “Y sabrá la tierra toda que hay Dios en Israel. Y sabrá toda esta congregación que Jehová no salva con espada y lanza; porque de Jehová es la guerra, y él os entregará en nuestras manos.”

Cuando Dios volvió a Israel a su patria, la razón que el Señor da es, nuevamente, Su gran nombre. Isaías declara, “Para que sepa desde el nacimiento del sol, y desde donde se pone, que no hay más que yo; yo Jehová, y ninguno más que yo:”

Como un estudiante de la historia a través del prisma de las Santas Escrituras, uno debe entender la motivación y las razones de los enemigos de Israel. Esto no se trata de la autonomía de un grupo homogéneo del pueblo árabe. El asunto a la mano no es tierra por paz. El asunto por unos cuatro mil años ha sido y sigue siendo el nombre del Señor Jehová Dios.

Mientras usted lee las noticias diarias acerca de esta pequeña nación por la cual Dios escogió demostrarse grande, nunca olvide el propósito mayor y la motivación del enemigo. Mientras las naciones del mundo se preparan para atacar a Israel en el Valle de Meguido, así como en le Valle de Ela cuando David peleó contra el gigante, la causa sigue siendo que todo el mundo sepa que Jehová es Dios, y que no hay otro.

El Profeta Oseas dijo, “Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento.” El pueblo de Dios debe ser un pueblo informado desde una perspectiva Bíblica. Doy gracias a Dios que el actual Primer Ministro de Israel, Benyamin Netanyahu, distinto a sus predecesores, ¡lo capta, lo entiende! Si nos olvidamos del mal que se ha hecho al pueblo de Dios hace una generación atrás, ciertamente habrá otro Holocausto.

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